You'are The One

 

Por Gernot Dudda


Como no podía ser de otra manera, Paul Simon fue lo único que salió indemne de la efímera aventura de The Capeman. Sus canciones se salvaron de las garras de los implacables críticos de Broadway, a los que no les debió de hacer mucha gracia que se le dedicara un montaje musical a un latino que a pesar de haberse redimido en la cárcel, había cometido sus buenos crímenes.
Paul Simon debió de pensar que ya tenía suficiente y decidió no volver a meterse en historias conceptuales. He aquí por tanto el primer álbum no conceptual (sólo canciones) del creador de “Still Crazy After All These Years” o “One Trick Pony” –por no hablar de los 60, claro está– desde su álbum Hearts And Bones de 1983.

Hay que estar dispuestos a afrontar anacronismos si éstos son tan buenos como este álbum. Él lo sabe y es consciente de que si no hace el típico disco de baile, sus propuestas podrían quedar relegadas en este mundo donde, demonios, ya no se reconocen los buenos discos como antes. Pero él no va a hacer un disco de baile. Si las compañías discográficas no quieren escuchar nada de nadie hasta no ver antes su foto, ¿por qué diablos no publican entonces álbumes de fotos?

Aquí hay donde oír, porque cada una de estas once canciones está concebida como un regalo para el oído. Por la naturaleza viva de las historias que cuenta. Por la honestidad emocional con que las interpreta; rodeado, además, de una buena banda de músicos que seguramente habrán dado las gracias al Cielo por que todavía haya discos que se graben así.

Dentro de lo que es su estilo intimista habitual, Paul Simon es generoso en detalles sonoros, quizá tan sutiles que se precisan hasta cinco escuchas mínimas para apreciarlos. Todos acústicos, por supuesto. Y de todos ellos es la percusión la que se lleva una de las partes más jugosas del pastel.

No es la euforia panafricanista de Graceland, aunque Simon ya se ha preocupado de reservarse su mejor músico de aquellas sesiones: el bajista Bakithi Kumalo. También de los tiempos de The Rhythm And The Saints mantiene al guitarrista Vincent Nguini. Y ahí radica la importancia vital del álbum, según el propio artista: en la superposición de los dúos de guitarra con la sutileza de las partes de percusión.

El otro aspecto importante de You´re The One es algo que desde siempre hemos considerado cosa hecha en Paul Simon: su facultad narrativa a la hora de contar historias (su especial consuelo para no tener que hacer discos de baile). Parte ésta como algo natural que satisface todas las noches cuando tiene que acunar a los hijos que tiene con Eddie Brickell, que en su día también fue cantante.

Son historias de por qué hay señores malos que quieren arrastrar a sus seguidores a suicidios colectivos (“The Teacher”, sin duda la más bella canción del álbum); de cómo ves morir a la compañera de toda una vida (“Darling Lorraine”), o de cómo el tiempo te va haciendo más insignificante respecto del universo según pasas de los 50 (“Old”). La pregunta es cómo demonios le podía contar él todas estas cosas a sus niños. Pensemos entonces que todo esto es una muy buena traducción para adultos; posiblemente la mejor desde Las Mil y Una Noches.


27 de Octubre de 2000
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