Diez canciones. Melodías mortales. Relojes sincronizados a 40 minutos. Podríamos encajarlo perfectamente en las dos caras de un viejo LP. “So Beautiful Or So What”, el último album de Paul Simon es en mayor medida que ningún otro un tributo al olvidado arte de crear un disco perfecto.

Aquí no tenemos bonus tracks, demos o remixes. Solo canciones. Cuidadosamente creadas, hermosamente interpretadas y producidas, canciones. Este no siempre fue el caso con el trabajo en solitario de Paul Simon. A lo largo de discos ya clásicos como “Still Crazy After All These Years”, “Graceland” o “Surprise” se estuvieron mezclando ciertamente una serie de decepciones. Quizás los apologistas más fanáticos de Simon de mala gana admitan que el publicó discos que eran demasiado inteligentes, auto-absorbidos o decaídos por su propia calidad. Aún así, el compositor de 69 años de edad ha vuelto al tajo de forma tardía por lo que tanto “So Beautiful Or So What”, como”Surprise”, su colaboración de 2006 con Brian Eno, se pueden colocar cómodamente junto al mejor trabajo mismo de su carrera.

Mientras que “Surprise” era impresionante principalmente debido a la cuidadosa relación que fue establecida entre la lírica de Simon y los paisajes sonoros de Eno, las canciones en “So Beautiful Or So What”, vuelven al primer periodo de trabajo del compositor. La complejidad casi sinfónica de “Surprise” ha cedido el paso a canciones cuya belleza y melodías descansan sobre “simples” frases de guitarra y piano. Aún así, los admiradores de esa más rítmica de worldmusic que influyeron en sus álbumes no deberían desesperarse. Por todo el énfasis que existe sobre las melodías pop tradicionales que encontramos, hay tantos ritmos matadores que se filtran por el subtexto de estas canciones que uno se da cuenta de que las décadas en que Simon experimentó con la “música del mundo” no ha sido ningún mero flirteo o ejercicio en el diletarismo.

Canciones como “The Mother And Child Reunion” o “Me & Julio Down By The Schoolyard” que pudieron haber parecido productos novedosos cuando fueron lanzados ocupan mucho más que un espacio secundario en la imaginación musical de Simon. Se convirtieron en una parte integral de su identidad artística y están innegablemente influidos por como él escucha y concibe la música. Cualquiera de las acusaciones de apropiación de recursos o las artimañas que puedan haber sido elevadas contra él en el transcurso de los años están claramente caducas. Trás las melodías de guitarra sudafricanas evocadas por Vincent Nguini en todas las partes del álbum o la kora del gran Yacouba Sissoko sobre " Rewrite” o las percusiones simples indias que definen el ritmo en “Dazzling Blue”, los elementos 'exóticos' en estas canciones nunca son discordes, forzados o prescindibles.

“Getting Ready For Christmas Day”, la pista que abre “So Beautiful Or So What” puede espantar a algunas personas al principio. Con una figura rítmica de guitarra feroz que reverbera y que suena al viejo tocadiscos de correa de mi padre al calentarse, y su lírica estacional de extraña forma, es inmediatamente obvio que Paul Simon no tenía ninguna intención de pasearse durante esta sesión de grabación. Construido sobre un sermón sampleado del Reverendo J.M. Gates registrados en 1941, Simon establece el tono como sus líneas de guitarra se elevan empujando al mismo Dios y al Demonio canalizado por las sensibilidades de la vieja América extraña de Greil Marcus. El pasado y el presente se unen como sonidos que hemos oído todos interpretados sobre instrumentos modernos y la pataleta de ritmos da comienzo a la lírica cortante de Simon que se esparce por toda la guerra moderna a Dios y por cenas de pollo comidas el día de Navidad en una cima de Pakistán. Este inicialmente torpe abrelatas de sondeo asume el poder de como el tema se construye desde una vociferación comprometida de Gates a las perspicacias sustanciales de Simon, y esos retornos de frases recogen el ímpetu cuando la canción llega a su término.

Sobre la segunda canción, no tenemos en ella ninguna restricción en la imaginación de Simon, de alto nivel de producción en “The Afterlife”, una canción que hace la crónica de un cielo donde “ Buda y Moisés y todas las narices desde las más afiladas a las más chatas se tienen que poner a la cola simplemente para poder vislumbrar al Señor” -trás rellenar los pertinentes formularios. Como ocurría en “Surprise”, la espiritualidad parece estar en la vanguardia de la mente de Simon por como él canta a Dios, al Eterno y a los océanos de amor donde la corriente es poderosa. En los tópicos en los que un escritor más inexperto tropezaría, él se desliza con el equilibrio perfecto y en un extremo que deja al oyente con el conocimiento de que él no conoce todas las respuestas tampoco.

Como pasa con todo los trabajos de Simon, las canciones no están centradas todas en temas eternos y en los misterios de vida. Hay luchas diarias en abundancia descritas aquí. Entendiendo el amor y la pérdida, el viejo tipo que trabaja en un túnel de lavado y al que todos dicen “no tiene una célula cerebral ilesa desde Vietnam” quien en secreto trabaja sobre “reescribirse”, estos son los sueños hechos crónica en “So Beautiful Or So What”. Estas son canciones sobre la lucha para sentirse cómodos en nuestras pieles y de como luchamos y nos esforzamos durante los momentos de belleza y gracia entre las cosas mundanas que hacemos simplemente para sobrevivir y mantener un mínimo de amor propio.

“So Beautiful Or So What”, la pista final con el mismo título que el álbum, es una canción que puede ser la mejor cosa que haya escrito en décadas – y que recuerda al oyente que ' la vida es lo que cada cua hace con ella ' y que incluso si somos ' gotas de agua en un cubo ' o parecemos ' una casa vacía en una calle repleta de maleza ', todavía podemos decidir pasarnos al lado de la belleza. Con esta grabación Paul Simon seguramente lo ha conseguido. El trabajo tendrá a sus viejos admiradores haciendo volteretas. No hay nada contradictorio en ello.