Lorne Michaels

por Paul Simon

Han pasado más de 35 años desde que Lorne Michaels estrenó Saturday Night Live en Estados Unidos, incubando varias generaciones de genios de la comedia. También tiene en su haber docenas de películas y ha producido nuevos programas, desde 30 Rock hasta Portlandia. Su amigo Paul Simon explica por qué no hay que tomarse demasiado en serio los numerosos logros de Michaels.

 

¿Cómo se puede describir, en las 400 palabras que me ha asignado Vanity Fair para este artículo, a una personalidad más grande que la vida [larger-than-life], ingeniosa y mordaz, y que, según The Hollywood Reporter, es "el hombre más importante de la comedia... de todos los tiempos"? Es imposible hacerlo (bien). Y ya he gastado 53 palabras si contamos "más grande que la vida" como una sola palabra.

Nacido en un kibutz construido en terrenos donados por palestinos que se marchaban del lugar, Lorne Michaels emigró con su familia a Toronto, Canadá, donde destacó en hockey y en hacer novillos. Era un adolescente delgado, y levantaba pesas para desarrollar musculatura y autoestima. Por aquella época, comenzó a escribir ficción. Él recuerda uno de sus primeros trabajos, titulado "A quien pueda interesar":

A quien pueda interesar:
Por favor, disculpen la ausencia de Lorne en la escuela hoy, ya que tiene dolor de garganta y creemos que es mejor que continúe con reposo en cama durante unos días más.

Ahora, con 67 años, Michaels sigue levantando pesas Y mantiene un reposo constante en la cama.

Conocí a Lorne Michaels en lo que hemos dado en llamar "el verano de la risa, 1975", solo unos meses antes de que Saturday Night Live debutara en la NBC. Recuerdo un domingo de verano paseando por la playa de Sagaponack. Lorne, una vez más, me estaba contando algo sobre sí mismo cuando nos acercamos a un grupo de vecinos de Hamptons que estaban formando un semicírculo. En medio de ellos había un tiburón varado en la playa y aparentemente muerto. " ¿Está muerto?", preguntó Lorne. Nadie parecía saberlo ni estar dispuesto a averiguarlo. Para mi sorpresa, Lorne rompió el círculo y, colocando su boca a pocos centímetros de los ojos brillantes, le dijo al tiburón: "Un rabino, un ministro y un sacerdote entran en un bar...". Hubo un momento de tenso silencio mientras Lorne terminaba el chiste y esperaba una reacción. Al no obtener ninguna, se puso de pie y anunció a la multitud: "Sí, está muerto. Cualquiera que no se ría de eso tiene que estar muerto". A día de hoy, Michaels luce una mordedura de tiburón de 25 centímetros que le va desde el muslo hasta los glúteos. Sé lo que estás pensando. ¿Cuántas palabras? 314. Fue la "revelación del tiburón" la que me mostró que Michaels no era gracioso per se, sino un hombre que veía el potencial humorístico en una situación tensa, un hombre que comprendía la importancia de contratar a escritores y cómicos con talento.

Y qué increíble lista de comediantes ha presentado al mundo: Gilda Radner, Chevy Chase, John Belushi, Dan Aykroyd, Bill Murray, Mike Myers, Adam Sandler, Will Ferrell, Tina Fey, Amy Poehler, Kristen Wiig y Maya Rudolph, por nombrar algunos. Y hay muchos más cuya exclusión, debido a limitaciones de espacio, me acarreará su eterna animadversión.

Además, Michaels, que es productor ejecutivo de S.N.L., también es productor ejecutivo de 30 Rock, Late Night with Jimmy Fallon, Up All Night y Portlandia. Si existiera un Salón de la Fama de los Productores Ejecutivos, Michaels sería su Babe Ruth y Maxwell Perkins en uno. Afortunadamente, no existe tal salón. Como dijo una vez su amigo Steve Martin: "Lorne es el tipo de productor poderoso que puede conseguir lo que quiera con una simple llamada telefónica. Especialmente una pedicura".

¿Premios? Un montón: 13 premios Emmy, un Globo de Oro, un Peabody, el Premio Mark Twain al Humor Estadounidense y el Premio de las Artes Escénicas del Gobernador General de Canadá 2006, además de aparecer en la lista de las 100 personas más influyentes de la revista Time en 2008.

Pero, ¿quién es el verdadero Lorne Michaels? ¿La fachada detrás de la fachada? La gente se sorprendería al descubrir a un pianista de formación clásica apasionado por Rachmaninoff (el Concierto para piano n. º 2 en do menor) tocando un piano de cola Steinway un domingo por la tarde. Ese hombre es el pianista personal de Lorne.

Michaels también es un ávido jardinero. Aunque deteste "cavar y tocar la tierra", es arquitecto paisajista. Entre los muchos budas que hay repartidos por su propiedad, hay uno que destaca especialmente: un Buda rodeado de una gran cantidad de margaritas de Montauk, cuyo tono dorado evoca de forma impresionante a los monjes budistas con sus túnicas color azafrán. Aunque con lunares negros.

Lorne Michaels y yo somos amigos desde hace más de 37 años (para ser sinceros, somos vecinos en un edificio anterior a la guerra, de esos con aire señorial, en algún lugar de la zona metropolitana de Nueva York). ¿Es un genio? Yo digo que no, pero discutimos sobre ello constantemente. Solo sé que es un gran amigo y que le quiero mucho. 398, 399, 400.


Mayo de 2012
Artículo publicado en Vanity Fair USA

(Tradución: The Sound of Simon)

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