Artículo escrito pocos días después del atentado del 11 de septiembre de 2001

Las Secuelas;
más allá del comercio

Por Paul Simon

Los acontecimientos de la semana pasada, por insoportables que hayan sido de presenciar, se vieron atenuados por la casi total ausencia de cultura popular en los medios del país. Se cancelaron ceremonias de premios y conciertos. No se estrenaron superproducciones. No debutaron nuevos programas de televisión. Fue un respiro temporal del ruido cultural. La publicidad exagerada y agresiva no solo se apagó, sino que, cuando uno se topaba con ella, parecía pertenecer a un pasado ya lejano, hecho irrelevante por la tragedia del 11 de septiembre dentro de este caos, hubo un silencio profundo, aunque momentáneo, que nos animó a reexaminar quiénes somos como pueblo y como cultura.

¿Qué cambios podrían y deberían producirse? El nihilismo y la violencia que a menudo encontramos en nuestra música y en nuestro cine deberían reconocerse como el entretenimiento cínico que realmente son, especialmente al contrastarlos con la realidad del 11 de septiembre. Los bomberos y policías que trabajaron turnos de 24 horas fueron héroes reales, completamente ajenos a la idea de heroísmo que suele promover la cultura popular. Los artistas deberían sentirse cómodos con esta realidad no relacionada con el espectáculo, y dejar que se refleje en su trabajo. El mercado puede aceptar estas verdades sin perder dinero. Nuestras nociones de beneficio y valor podrían ajustarse para permitir un mayor grado de cuestionamiento artístico, sin que ello implique automáticamente consecuencias económicas negativas. Los artistas podrían exigirse un nivel más alto de honestidad. La América corporativa debería permitir que más voces lleguen a nuestros oídos. Estamos saturados de música y vídeos que no tienen relación con nada más que con los resultados económicos.Deberíamos fomentar que la compasión y la generosidad que fluyeron espontáneamente hacia las familias y comunidades de las víctimas durante la última semana impregnen nuestra vida cotidiana.

Es demasiado pronto para predecir de qué manera cambiarán las artes, pero el cambio es inevitable, haya o no catástrofe. Debemos reconocer que los acontecimientos sísmicos influyen en el proceso creativo, y que de una experiencia devastadora puede surgir un renacimiento artístico y espiritual.


 

23 de Septiembre de 2001
The New York Times
Tradución:
The Sound of Simon

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