Querida Lorraine



La primera vez que la ví
no podía estar seguro,
pero el pecado de la impaciencia
dijo: "Es exactamente lo que estás buscando",
así que me fui derecho hacia ella
y con esa parte de mí que charla
me presenté como Frank
de Nueva York, Nueva York.
Es tan ardiente,
es tan estupenda
Yo no.
Sólo soy un tonto enamorado de la querida Lorraine.

Toda mi vida he sido un vagabundo.
Buen no, casi siempre viví cerca de mis padres.
En cualquier caso Lorraine y yo nos casamos
y nos vimos metidos en un matrimonio corriente.
Entonces un día va y me dice,
saliendo de su melancolía,
Frank, ya es suficiente.
La relación es desgarradora.
No deseo ser convencional,
estoy cansada de ser la querida Lorraine.

¿Qué? ¿ya no me quieres?
¿Qué? ¿vas a coger la puerta?
¿Qué? ¿no te gusta mi forma de masticar?
Oye, déjame decirte
que no eres la mujer con la que me casé.
Dices que estás deprimida, pero no es verdad,
lo que pasa es que te gusta quedarte en la cama.
No te necesito querida Lorraine.
Querida Lorraine.
Lorraine,
anhelo tu amor.

Si lo expresamos en términos económicos
supongo que soy un fracaso.
Todo el mundo tiene que comprar y vender.
Comprar y vender,
a éso se reduce todo.
Si no hubiera sido por Lorraine
hace tiempo que me habría ido de aquí.
Debería haber sido músico,
me encanta el piano.
Es tan casquivana.
Es tan libre.
Yo soy inflexible, bueno así soy yo.
Pero me siento tan bien
con la querida Lorraine.

La mañana de Navidad Frank se despierta
y se encuentra con que Lorraine ha hecho un montón de canapés.
Se pasan toda la tarde como marido y mujer,
viendo por televisión "Qué bello es vivir".

¿Qué? ¿ya no me quieres?
¿Qué? ¿vas a coger la puerta?
¿Qué? ¿no te gusta mi forma de masticar?
Oye, déjame decirte
que no eres la mujer con la que me casé.
Dame la bata, me vuelvo a la cama.
Me das un asco de muerte, Lorraine.

Querida Lorraine.
Lorraine.
Sus manos parecían de madera.
El médico sonrió,
pero las noticias no eran buenas.

Querida Lorraine,
por favor no me dejes aún.
Sé que tienes mucho dolor,
un dolor contínuo.
Tu respiración es un eco de nuestro amor.
Qué te parece si bajo a la tienda de la esquina
y compro algo dulce.
Cariño, aquí tienes una manta más
para que te abrigues los pies.
La lluvia de abril bañaba los árboles
cuando la luna del prado
se llevó a la querida Lorraine.


© Traducción/Translation: José María Escudero, 2000

 
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