Aquí está usted, Mr. Simon:
Bonitos apuntes en una tarde relajada con un icono de la música

 

por Jim Dwyer


 

En ese momento, no me di cuenta de que mi artículo sobre Paul Simon estaba a punto de cambiar de marcha. Llevaba una caja de sombreros, se dirigía a una puerta del escenario en el centro artes escénicas de Wolf Trap en Virginia. Era media tarde, un día húmedo. Habíamos empezado a hablar unos minutos antes, en el trayecto desde el hotel.
"El otro día, estaba pensando, tengo 74 años - esto es lo que he hecho con mi vida", dice Mr. Simon. "Estaba resumiéndolo, poniéndolo todo en orden. Empecé cuando tenía 13 años".

Le mencioné una viñeta de Bruce Eric Kaplan de The New Yorker que tengo en mi frigorífico. Una mujer, con las manos levantadas como si ella estuviese describiendo un accidente de coche, le dice a una amiga: "De alguna manera, en toda la confusión, envejecí."

"Eso es exactamente lo que sucedió", dice Mr. Simon. "Nunca pensé en ello como esto es lo que vas a hacer toda tu vida – en lugar de cualquier otra cosa. Yo nunca, jamás pensé en otra cosa".

Hay una cosa clara - no se arrepiente, tal vez de no haber podido hacer cosas que no tuvo tiempo mientras hacía música de gran alcance, década tras década, a lo largo de medio siglo.

"En general, no es un mal uso de una vida", le dije.

"Eso es lo que me dice mi hermano", responde Mr. Simon. "Pero eso es todo lo que he hecho. Está bien".
Se encoge de hombros. "Todo el mundo tiene que hacer algo, ¿verdad?".

Volveríamos a hablar más tarde, después de la prueba de sonido.

Yo estaba teniendo esta conversación porque un amigo había visto a Mr. Simon actuando en Minneapolis unas semanas antes y me llamo para hablar sobre el concierto. Mi amigo señaló que Mr. Simon - sí, 74 años - tenía un éxito en las listas y probablemente estaría nominado para un premio Grammy entre gente que ni siquiera habían nacido cuando "Graceland" salió, cuyos padres podrían haber estado en la escuela de primaria cuando "Bridge Over Troubled Water" se puso a la venta.

Yo había oído y me gustó "Wristband", el éxito de su nuevo disco, en WFUV y RTE radio. Mi colega Jon Pareles había escrito un artículo incisivo en mayo sobre el álbum, "Stranger to Stranger", donde explica cómo se han compuesto las canciones y la disposición de Mr. Simon en la creación del nuevo trabajo.

Lo que me intriga sobre Mr. Simon - aparte de haber disfrutado con su música la mayor parte de mi vida, y su condición de judío neoyorkino - provenía de algo que había oído en el año 1999 a Jamey Haddad, un antiguo vecino mío y un maestro percusionista de la banda de Mr. Simon. Dijo que Mr. Simon ensayaba todos los días en su gira.

¿Por qué seguía aun? Me fascinan las personas que, habiendo llevado una vida de logros sustanciales, pública o privada, siguen a tope con ello a sus 60 años y más allá - corredores que atraviesan la cinta de la línea de meta y siguen adelante.

Mr. Simon accedió a la entrevista, y me reuní con él en Virginia, antes de terminar su reciente gira en Forest Hills, Queens, cerca de donde había crecido y donde conoció a Art Garfunkel. A lo largo del día, Mr. Simon parecía desprotegido, en la conversación y en todo lo demás. No había nadie alrededor para maquillarle, para una fotografía o del concierto.

En el coche, como la gente que habla de lesiones ortopédicas - un tema favorito entre los hombres de cierta edad – Saque el tema de la revelación de que el presidente Obama había dejado de jugar al baloncesto por miedo a romperse el tendón de Aquiles. Durante la campaña presidencial de 2008, Obama entro en una cancha frente a  los reporteros y metió un triple en su primer intento que hizo silbar la red. "¿Pero eso ocurrió realmente?", Preguntó Mr. Simon, recordando en broma una película editada para "Saturday Night Live" en los años 70 en la que estuvo involucrado.

"Recuerda, le gané a Connie Hawkins en un uno contra uno", dice. (Connie Hawkins de 2 metros es uno de los mejores jugadores de baloncesto que surgieron de Nueva York. Mr. Simon mide 1,60 cm. En un momento dado, cuando Mr. Simon tira una finta, el señor Hawkins salta completamente sobre él).

La prueba de sonido de por la tarde se prolongó durante más de dos horas,  aproximadamente la duración del concierto que vendría a continuación. En la mayor parte de ella participa Mr. Simon retocando frases durante minutos del vasto paisaje sonoro. Esto no es alguien que lo envía por correo: La historia sobre su atención al detalle se mantiene.

Después, él me llevó a su camerino, que parecía que se trataba de una sala de estar de 2.000 metros cuadrados. Un altavoz anunció que el escenario estaría a oscuras de 17:30 a 19:30 h.

En esos momentos, Mr. Simon no había dicho explícitamente que estaba pensando en dejar la música, pero parecía que para el final de la gira en Queens se avecinaba algo grande. Durante los ensayos, la banda había trabajado en melodías específicamente para esos shows. Mr. Simon estaba preocupado por una tormenta que bajaba de la Costa Este.

Se habían puesto sobre la mesa otros asuntos durante la conversación. ¿Cuánto tiempo más, se preguntaba, su voz podría aguantar? Es muy posible que no lo suficiente como para poder sacar otro álbum. Una pregunta que no se me había pasado por la cabeza antes de ahora, exigía que se lo preguntase. ¿Estaba pensando en dejarlo del todo? En efecto, lo está. "Estoy emocionado con la idea", dijo.

Un corolario de la realidad siguiendo sus intereses no musicales: Forest Hills podría terminar siendo su último concierto en los Estados Unidos. "Ese fue el último lugar donde Simon & Garfunkel tocaron"*, apunta.
*Después de su separación en 1970. Como ya sabemos se volvieron a reunir en multitud de ocasiones a lo largo de los años.

Pero tocar allí no era gran cosa, Insiste Mr. Simon. Sus padres estaban muertos; ya no tenía ninguna conexión real allí. "Es sólo un recuerdo", dijo. Por otra parte, en los eventos cargados de emoción para otras personas, él generalmente tiene que mantener el control.

"No recuerdo si alguna vez tuvieron efecto en mí", agrega. "Tal vez el primer concierto de Central Park - Yo estaba muy nervioso. Medio millón de personas y no lo había hecho antes. Pero por lo demás, en los eventos que tienen mucho significado para mucha gente, mi actitud al respecto es, no estoy en el público.

"Canté ‘Mrs. Robinson’ en el centro del campo para DiMaggio - Presentaron su monumento. Estoy de pie en el centro del estadio de los Yankees, completamente consciente de todas las implicaciones que conlleva, en mi mente. Pienso, 'Voy a hacerla en este tempo, voy a soltar el verso’. Todo el mundo está esperando el verso de Joe DiMaggio. No puedo empezar con él, pero tampoco puedo olvidar los otros. Eso es todo lo que importa. Ralentizar el tempo de manera que la canción tenga un impacto más emocional. Sé que se armara un gran estruendo cuando llegue el verso de DiMaggio, y tengo los auriculares puestos, y quiero asegurarme de que no voy a saturar mi capacidad auditiva cuando este tocando. En otras palabras, tengo una función: Mi función es la de proporcionar al público el momento que desean. Si quiero participar en eso, bueno, puedo verlo más tarde. No puedo participar de ello mientras lo estoy haciendo y seguir haciendo las cosas bien".

Como un ejemplo de una persona que está abrumada por un gran momento, recordó un combate de boxeo entre Mike Tyson y Michael Spinks.

"Spinks entró en el ring tan asustado - estaba visiblemente asustado. Viendo el panorama, mientras que él debería estar pensando, ‘Tengo que concentrarme en esto, esto y esto’. Él tiene que tener un plan”.

"Como intérprete, hay momentos en los que puedo dejarme ir y flotar junto con la música. Cuando la música es buena, y el sonido es bueno - cuando todo está correcto. De lo contrario, yo soy el capitán del barco. Tengo que hacerlo bien. Eso no quiere decir que no crea o lo sienta. No puedo dejarme llevar por la emoción si va a afectar a la actuación".

A la mínima insistencia, él reflexiona sobre las cosas que querría explorar en la vida más allá de la música. "Las grandes preguntas", dice. "Perdón. ¿Necesitamos el perdón? ¿Podemos conseguirlo, podemos darlo?"

Él quiere ver si sus impulsos creativos - "que son bastantes constantes" – pueden reorientarse hacia otras áreas además de la música.

"Estoy en un punto en el que, además, en mi deseo - Todavía tengo tiempo para ser otra cosa", dice.

Neurociencia, espiritualidad - las profundas preocupaciones de un hombre que va camino de sus 75 años. Además, los sueños indestructibles de un niño de 11 años. Los Yankees están en su cabeza, confiesa. (Él quiere jugar con ellos. Y no con la guitarra).

"Sea lo que sea, va a ser sobre algún tipo de sabiduría personal que se supone que debo haber aprendido de mis experiencias. No tener que pensar, '¿Cómo voy a seguir con este disco? ¿Cómo podre ser más famoso? ' No lo quiero".

Después del concierto de esa noche, se encontró con el guitarrista de su banda, Vicente Nguini, subiendo en el ascensor del hotel. Mr. Nguini estaba mirando una uña que se había roto. Él y Mr. Simon eran como dos niños pequeños en el patio del recreo examinando una heridita.

"Puedo conseguir a alguien para que te lo mire", dice Mr. Simon, pero Mr. Nguini dice que lo arreglara con una lima.

Probablemente fue completamente innecesario, pero antes de llegar a salir del ascensor, quería asegurarme de que Mr. Simon entienda que sus declaraciones sobre estar dispuesto a dejarlo serán un bombazo.

"Esto va a ser noticia", le dije.

"Oh?" respondió Mr. Simon, sonriendo. "Eso está bien".

 

6 de Julio de 2016
Times Insider. The New York Times
(Traducción: The Sound of Simon)

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