Paul Simon
"Necesitaría mucha ayuda para cantar en español"

 

Rafael Delgado (Rotterdam, Holanda)


La música de Paul Simon ha evolucionado michos desde que dejara el gran dúo que formaba con Art Garfunkel. No todos sus trabajos posteriores han sido bien acogidos por la crítica, pero con Graceland, publicado en 1987, rompió su mala racha y el disco llegó a ser catalogado en todo el mundo como uno de los mejores de la década de los ochenta. El cantante actúa en España del 15 al 18 de julio en su gira Born at the right time para presentar su último trabajo, The rhythm of the saints, y ha concedido a TRIBUNA la única entrevista a un semanario en nuestro país.

Durante los conciertos que usted ofreció  en Barcelona, Málaga y San Sebastián hace dos años manifestó su intención de conocer a fondo la música española. ¿Encontró referencias interesantes que añadir a sus discos?
Bueno, me encanta el flamenco, un género que pude conocer mucho más cerca. También trabajé en un musical basado en la historia de Puerto Rico, en el que empleaba la música tradicional portorriqueña, que es latina, pero no española. Este trabajo no llegué a terminarlo por falta de tiempo.

¿Cabría la posibilidad de que el público hispano le oiga cantar en su idioma?
Un tema en español… quizá. La verdad es que acabamos encantados con aquellos conciertos. La actuación en San Sebastián sirvió para rodar el vídeo final de la gira. Cantar en español, la verdad, no me lo he planteado, pero he grabado una canción en portugués, que es muy parecido. De modo que también podría hacer más adelante alguno en español. Desde luego, necesitaría bastante ayuda para hacerlo bien, ja, ja.

Bueno, Sting ha usado el español en varias canciones y no lo ha hecho demasiado mal. Incluso va a contar con Manolo García, de “El Ultimo de la Fila”, para cantar en el mismo idioma en su próximo disco.
Es cierto. Sting grabó en español y he escuchado el disco, que me parece muy bueno. De todos modos, ya digo que por ahora no entra en mis planes. Ya se encargará Sting de eso por mí.

Resulta contradictorio que “Graceland”, un disco claramente en contra del “apartheid”, lograra dos premios “Grammy” en un país aparentemente racista como es Estados Unidos.
No es verdad, no es verdad. Usted parte de una generalización muy común, pero en gran parte falsa. Estados Unidos está compuesto por una sociedad multicultural y multirracial que no puede compararse con ninguna otra en el mundo. Existe un componente racista, pero cuando conviven tantas culturas y tantas personas de naciones distintas es difícil decir que se trata de un país racista.

En tiempos del “Watergate” usted cantó junto a Art Garfunkel “Cuba Sí. Nixon no”. ¿Sigue siendo esa su opinión sobre la isla?
Por lo que me cuentan algunos amigos cubanos, la isla es muy pobre y no tienen los derechos civiles que disfrutamos en países como Estados Unidos. Creo que tienen un gobierno autoritario y, sin duda, tanto los mandatarios como el pueblo sufren las consecuencias de que la Unión Soviética haya dejado de ayudarles. No sé qué decir…Además, nunca he estado en la isla, de forma que no puedo opinar con plena certeza de lo que allí sucede.

Usted siempre está buscando la inspiración en los ritmos de culturas antiguas. ¿Tal vez le resulta imprescindible ese alejamiento del mundo en que habitualmente se desenvuelve?
La gente que conozco es bastante normal. Nunca me ha fustado vivir exclusivamente dentro de los ambientes del espectáculo ni estar limitado a los personajes famosos que tienen dinero. De hecho, no lo hago. Por ejemplo, soy la persona más feliz del mundo cuando viajo con mis músicos, conociendo otros países y otras gentes. Debo confesar que la mayor parte de las veces que salgo a la calle la gente me reconoce y me trata muy bien, ya que saben que soy Paul Simon. Sé que mi relación con los demás está influida porque soy una persona famosa, y la gente se muestra encantadora conmigo por eso, lo que me coloca en una posición privilegiada.

¿Qué sensación le produce que tras el “boom” de la música africana que usted provocó en todo el mundo ahora apenas nadie se acuerde de ella?
Hay personas que aún trabajan sobre bases africanas, como Peter Gabriel, que sigue colaborando con Youssou N’dour. Peter vino a nuestro concierto en Londres y hablamos sobre la posibilidad de emprender una gira los tres por África. Mi trabajo con “Graceland” fue muy popular, es cierto, y se trataba del primero que “occidentalizaba” aquellas canciones, pero estoy seguro de que otros lo seguirán; hay mucho tiempo y otros harán discos iguales o mejores. La música africana es demasiada buena, no va a desaparecer.

Durante su carrera ha tenido numerosos éxitos, pero con frecuencia llegaban mucho después de publicar sus discos. ¿Se siente incomprendido?
No. Soy una persona afortunada; he tenido varios éxitos y estoy muy agradecido. De hecho, hay otros artistas con mucho talento cuya labor no se reconoce, por lo que no puedo quejarme. A veces tardó en llegar, pero al final mis discos gustaron a la gente.

Incluso hubo serios malentendidos como cuando usted grabó “Graceland” en Suráfrica.
Sí, pero ahora está ya todo claro y no quedan resentimientos. Creo que “Graceland” ha contribuido a mejorar las condiciones de la gente de color, aunque de un modo difícil de cuantificar. Lo evidente es que después de lanzar mi disco se relajaron las leyes del “aparheid” allí. Hoy, muchos de los músicos surafricanos que colaboraron conmigo son conocidos en todo el mundo; incluso algunos son líderes culturales y portavoces de ideas políticas y morales con las que estoy de acuerdo. “Graceland” fue una aportación mucho mayor que la puramente musical.



15 de Julio de 1991
Tribuna

Página Principal