Una noche en Widnes y
escribí Homeward Bound
por Roy Carr
“Asking only workman`s wages, La ciudad de Nueva York, alrededor de 1964, de ninguna manera era propicia para el talento emergente del joven Paul Simon. Materialista, insensible, esta fría metrópolis de diez millones de almas no era en ese momento lugar para el arte de Simon. Fue rechazado, abatido con total apatía y falta de visión. Al mismo tiempo, la fraternidad musical anónima de los peces gordos de Nueva York estaba tratando desesperadamente de instigar un contraataque efectivo a la invasión beat británica. Necesitaban plagiadores de pelo de fregona de los Beatles o Stones alternativos más sucios que ellos. Frente a todo esto, ahí estaba un niño fornido de pelo corto cantando y tocando una guitarra acústica con su amigo larguirucho, guapete y pelo alborotado. Olvídalo... nunca venderían discos. Para Paul Simon y su compañero Artie Garfunkel, parecía que todas las espaldas estaban giradas, todas las puertas cerradas. “Simplemente no pudimos conseguir un trabajo”, recordó Simon cuando hablé con él en Nueva York recientemente y recordó ocho años atrás. "Artie y yo hacíamos audiciones en muchos clubes en los Estados Unidos, pero nadie mostró ningún interés ni en mí ni en mi música... No recibimos absolutamente ningún estímulo o aceptación". Desilusionado, empacó su guitarra, algo de ropa y con el dinero suficiente para comprar algo de comida y una cama, vino a Londres donde en pocas semanas se convirtió en un rostro familiar en el circuito folk londinense tocando en sótanos llenos de humo, lavanderías del East End y pubs de clase trabajadora. De hecho, tocaba en cualquier lugar donde podía levantarse y actuar ante un público que lo escuchase. Ni por un minuto en este momento albergaba aspiraciones de estrellato. Fue una buena forma de viajar por Gran Bretaña. “Nunca pensé en ello como una carrera… era simplemente una excelente manera de pasar mi tiempo. Vagando por un país extraño donde todo era nuevo y emocionante… que la gente escuchara las canciones que uno estaba escribiendo y que las disfrutasen”, revela en retrospectiva. Simon pronto descubrió, para su satisfacción personal, que a pesar de la preocupación de la industria por cualquier cosa con acento escocés, todavía había gente en Inglaterra dispuesta a escuchar su música. Una de esas personas fue Alan Paramor, quien, además de defender la causa de Simon, hasta el día de hoy sigue siendo su editor de música británico. De hecho, recuerdo de aquellos primeros días un breve encuentro con Simon, en la oficina de Paramor, cuando yo mismo era un extrovertido intérprete rock`n`roller. "Este es Paul Simon... él escribe canciones y tiene un álbum que saldrá en CBS", Paramor me informó de los planes inmediatos de su protegido. “Hola” fue mi única respuesta. Estaba más preocupado por cobrar algunas de mis propias regalías. Muchas de las canciones de ese primer álbum "The Paul Simon Song Book" (y el corsé inicial que cortó con Garfunkel) fueron concebidas durante el exilio de Simon en Inglaterra. Le pregunté a Simon si, ocho años después de eso, tenía algún deseo de volver sobre su carrera formativa. “No puedes volver” fue su simple respuesta. Luego le di el ejemplo de cómo Led Zeppelin y los Rolling Stones recorrían todos esos lugares donde habían empezado. Como artista creativo, a Paul Simon no le gusta restringir su talento a una fórmula probada. “No escribí nada, porque nunca hubo nada que me interesara de verdad.
New Musical Express (Traducción: The Sound of Simon)
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