Simon y Garfunkel sacan a la luz
su única grabación en directo

 

por Fernando Neira


Simon y Garfunkel, uno de los más populares dúos de los míticos años sesenta, regresa a la actualidad 32 años después de su disolución. Esta semana se edita el concierto celebrado el 22 de enero de 1967 en el Lincoln Center. Después de tantos años de trayectoria compartida esta grabación que sale ahora al mercado es la única disponible -en directo- de la famosa pareja. 'Este concierto gravita sobre un sentimiento profundamente romántico, la noción de que un artista podía hablar a la gente de modo directo', ha dicho la revista Rolling Stone. El disco constituye un testimonio magnífico del periodo más folk del dúo.

Los dos han autorizado la publicación íntegra de un recital que se conservó con un buen sonido y del que sólo cuatro de sus 19 canciones han aparecido en diversos recopilatorios. En 1981, 11 años después de separar sus caminos, Paul Simon y Art Garfunkel registraron ante medio millón de personas en el Central Park neoyorquino un doble álbum con los éxitos comunes y en solitario más significativos. Sin embargo, ninguna grabación testimoniaba hasta ahora el trabajo en vivo del célebre dúo durante aquellas seis gloriosas temporadas en las que sus armonías revolucionaron la escena folk estadounidense y de medio mundo. Pero las cintas existen y estos días, con 35 años de retraso, sus dos artífices han acordado publicarlas bajo un título inequívoco, Live from New York City, 1967.

Ocurrió el 22 de enero de aquel año en la sala filarmónica del Lincoln Center, abarrotada para ver a aquellos dos muchachos de Queens que ya habían sido capaces de ofrecer obras maestras como The sound of silence o Homeward bound (ambas incluidas en esta grabación). El dúo, con el único acompañamiento instrumental de la guitarra acústica de Simon, incluso accedió a que el público se colocara también a sus espaldas en el escenario, lo que propició un ambiente particularmente intenso. A lo largo de casi una hora, rodeados de un silencio casi reverencial durante las interpretaciones, Art y Paul intercalaron alguna broma y desgranaron un total de 19 piezas: un Benedictus tradicional, el Anji del guitarrista británico Davy Graham y 17 composiciones de Simon.

Este inesperado disco en directo salió a la calle en todo el mundo ayer, 22 de julio. El escritor Anthony DeCurtis, firma habitual en la revista estadounidense Rolling Stone, describe la grabación como un documento fundamental para comprender las postrimerías del llamado folk revival, una era de compromiso y espíritu soñador inspirada en los movimientos obreros de izquierdas. 'Este concierto gravita sobre un sentimiento profundamente romántico, la noción de que un artista podía hablar a la gente de modo directo y honrado, sin que mediaran estilizados efectos teatrales', anota el cronista.

Año agitado y fructífero
Era 1967, el año que muchos consideran el más agitado y fructífero en la historia de la música popular. Pocos meses antes del Sgt Pepper's Lonely Hearts Club Band, Simon y Garfunkel ahondaron en los presupuestos del folk norteamericano con una batería de temas a veces combativos (A church is burning, He was my brother) y otras, espinosos, como el suicidio (A most peculiar man), la alienación social (The dangling conversation) o la desesperación del ladrón que protagoniza Wednesday morning, 3 AM, la canción que en el otoño de 1964 había dado título a su debú discográfico.

Otros temas con el tiempo más populares también asomaron por la velada del Lincoln Center, como A hazy shade of winter, I am a rock o Feelin' groovy, la canción que muy poco más tarde convertirían en éxito los Harper's Bizarre del californiano Ted Templeman.

Por aquel entonces, Arthur Garfunkel y Paul Frederick Simon acababan de dar forma a su tercera criatura discográfica, Parsley, sage, rosemary and thyme, y ejercían ya como indiscutibles héroes locales en la escena neoyorquina. Todavía no habían obtenido, eso sí, el reconocimiento masivo que les reportarían a lo largo de las siguientes tres temporadas canciones como Mrs. Robinson, The boxer o Bridge over troubled waters. En realidad, el título de aquel tercer disco aún constituía una proclama de fe en el folk más tradicional: Sage, rosemary and thyme era el título de la primera de las casi 300 tonadas que el folclorista británico Francis James Child (1825-1896) había recopilado en los cinco volúmenes de su monumental obra. Las baladas populares de Inglaterra y Escocia.

Significativamente, el 3 de octubre de aquel 1967 fallecía en Nueva York Woody Guthrie, el cantautor que tatuaba en sus guitarras el lema Esta máquina mata fascistas. Simon reorientó a partir de ese momento el cancionero del dúo hacia el pop e incluso la música popular hispanoamericana (El cóndor pasa), en lo que eran los primeros síntomas de un talante ecléctico que se haría más evidente durante su carrera en solitario, que incluye el surafricano Graceland o una valiente aproximación a la polirritmia brasileña (The rhythm of the saints). Garfunkel, sin apenas cualidades para la composición, dio algún tímido paso como actor y cosechó varios éxitos menores con canciones como Bright eyes, Wonderful world (con Simon y James Taylor) o I shall sing, un tema rubricado por Van Morrison que el irlandés nunca ha llegado a publicar.


23 de Julio de 2002
El País

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