El Domingo por la tarde


ESMERALDA
Salvador, el sol de la tarde parece doblarse y envolvernos a todos.
Los platos ya están fregados.
Aquí los edificios, tan altos como nuestras montañas,
se recortan en las ventanas y ocultan el sol.
En días así me entra la añoranza de Puerto Rico,
aunque no volveré allí hasta que no estés en libertad,
pero cuando oigo el Aguinaldo mi corazón se vuelve más ligero
y Aurea y yo nos ponemos a bailar juntas.
He sido desgraciada con los dos maridos que he tenido en mi vida.
A Gumersindo le gustaban el ron y sus amiguitas.
Y despues aquel hipócrita que te pegaba y sermoneaba con el arrepentimiento.
Ya se fue, y otro domingo que se acaba
Y mañana será otro duro lunes de trabajo.

Sigo esperando el aumento que me prometieron.
Hay un empleo de telefonista
que podría conseguir sin dificultad
si pudiera hablar bien este idioma,
pero yo le digo a Aurea:
Dentro de los límites del barrio tenemos nuestra pequeña nación.
A veces me parece oir que subes corriendo la escalera
y me pongo a mirar la lámpara con resignación.
Ten siempre tu Biblia cerca de ti.
El tiempo es un océano de lágrimas infinitas.
Mmmm.......


© Traducción/Translation: José María Escudero, 1999
 
Discografía - Pagina Principal