I'm accustomed to a smooth ride
Or maybe I'm a dog who's lost its bite
I don't expect to be treated like a fool no more
I don't expect to sleep through the night
Some people say a lie's a lie's a lie
But I say why
Why deny the obvious child?
Why deny the obvious child?
And in remembering a road sign
I am remembering a girl when I was young
And we said These songs are true
These days are ours
These tears are free
And hey
The cross is in the ballpark
The cross is in the ballpark
We had a lot of fun
We had a lot of money
We had a little son and we thought we'd call him Sonny
Sonny gets married and moves away
Sonny has a baby and bills to pay
Sonny gets sunnier
Day by day by day by day
I've been waking up at sunrise
I've been following the light across my room
I watch the night receive the room of my day
Some people say the sky is just the sky
But I say
Why deny the obvious child?
Why deny the obvious child?
Sonny sits by his window and thinks to himself
How it's strange that some rooms are like cages
Sonny's yearbook from high school
Is down from the shelf
And he idly thumbs through the pages
Some have died
Some have fled from themselves
Or struggled from here to get there
Sonny wanders beyond his interior walls
Runs his hand through his thinning brown hair
Well, I'm accustomed to a smooth ride
Or maybe I'm a dog who's lost its bite
I don't expect to be treated like a fool no more
I don't expect to sleep through the night
Some people say a lie's a lie's a lie
But I say the cross is in the ballpark
Why deny the obvious child?
Guitarra: Paul Simon
Harmonica: Kim Wilson
Sintetizador AKAI EWI: Michael Brecker
Voz de fondo: Briz
Tambores: Grupo Cultural OLODUM
Grabados en directo en la plaza Pelourinho, Salvador Bahia, Brasil
© 1989 Paul Simon (BMI)
Disco: The Rhythm Of The Saints
Comentarios: Básicamente es una canción que trata de la lucha por sobrevivir, del paso del tiempo y la soledad del final, incidiendo en las relaciones con los hijos, en las esperanzas defraudadas que se ponen en ellos, de cómo acaban repitiendo nuestros mismos esquemas vitales, y finalmente terminan olvidándose de los padres. Pero también hay un lugar para el recuerdo de los amigos y compañeros del colegio y los diversos caminos que con el tiempo sigue cada uno.
En suma un relato agridulce del paso del tiempo visto desde la óptica de la edad madura, y de lo obvio e inevitable que resultan las circunstancias que nos rodean a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, y lo incongruente que resulta negarlo o abjurar de ello y ellos.
En esta canción, una frase intrigante se repite: La cruz está en el estadio. Cuando se le preguntó por su significado, Simón respondió: La cruz, la carga que llevamos, está en el estadio, es factible.
La canción incluye dos sutiles guiños musicales, al principio del tema después de los primeros tambores podemos escuchar un fragmento instrumental tomado del éxito doo-wop de 1957 de las Silhouettes, 'Get a Job'. El corte concluye con los acordes de otro éxito doo-wop de 1957, 'Desirie' de los Charts.
Simon recordó a la revista Mojo la grabación de las percusiones:
Un día estábamos conduciendo por la parte antigua de Salvador de Bahía cuando oímos este tamborileo increíble procedente de la Plaza Pelouinho. Era el grupo Olodum practicando fuera y (el productor musical) Marco Mazzola preguntó si podíamos grabarla. Lo hicimos en su patio trasero, sólo alquilamos un par de grabadoras de 8 pistas, y ese fue nuestro acompañamiento para 'The Obvious Child'.
El productor Phil Ramone se extiende más y aporta nuevos datos en su autobiografia:
Una tarde Paul, Mazzola y yo salimos de los estudios Transamerica despues de una sesión y nos dirigimos al exterior para cenar. Mientras regresábamos al hotel, pasamos por Salvador, Bahía.
Era una noche calurosa y húmeda, casi las once, y las ventanillas del coche estaban abiertas. Habíamos tenido un día largo y fructífero en el estudio, y una cena satisfactoria (aunque tardía). Ambas cosas aumentaron nuestro cansancio y, mientras Mazzola nos llevaba a casa, nuestra conversación fue decayendo. Cuando se hizo el silencio, oímos el sonido de tambores en la distancia.
Instintivamente me animé, sabiendo que Paul querría investigar.
"Conduce en la dirección de donde provienen", le rogamos.
Mazzola se abrió paso por las estrechas calles empedradas y pronto nos encontramos frente a un grupo de edificios.
"Déjenme salir primero", insistió el productor. "No sé si esta zona es segura y no quiero que ninguno de los dos resulte herido". Ignorando la advertencia de Mazzola, Paul y yo saltamos del coche, decididos a encontrar a los músicos.
Cuando lo hicimos, nos quedamos sin palabras.
Allí, tocando en la calle, había lo que parecía ser una banda de música. La resonancia del sonido de sus tambores, que golpeaba con fuerza, era hipnótica.
Paul y yo nos miramos con complicidad.
El impacto visceral del sonido que reverberaba en los edificios era diferente a todo lo que habíamos escuchado en un estudio de grabación y encajaría perfectamente en Rhythm of the Saints.
Mazzola habló con el grupo y descubrió que se llamaban Olodum.
Con Mazzola como intérprete, Paul explicó rápidamente lo que estaba haciendo en Brasil y que quería grabar su música para Rhythm of the Saints. Ellos mostraron interés y él hizo los arreglos necesarios para volver al día siguiente y discutir los detalles.
Durante la reunión, Paul se enteró de que el trato para grabar tendría algunas condiciones.
Primero, Olodum quería dar a conocer sus ideas sociales, su agenda política y buscaban un foro internacional. Además, las sesiones de grabación tendrían que realizarse al aire libre, en la plaza del Pelourinho.
Paul se mostró comprensivo y persuasivo. Se hicieron concesiones y se planificó la sesión. Me entusiasmaba la idea de grabar al conjunto, pero me preocupaba la falta de instalaciones adecuadas.
"¿En qué vamos a grabar esto?", le pregunté a Paul.
Tuvimos la suerte de que nos permitieran traer al país unos cuantos rollos de cinta multipista para las sesiones de estudio; no teníamos cinta de grabación adicional, ni tampoco equipo de grabación portátil. Pero Mazzola, Dios lo bendiga, consiguió una grabadora de ocho pistas bastante maltrecha, diez u once micrófonos dinámicos, unos cuantos soportes para micrófonos y dos bobinas de cinta.
El representante de Paul avisó a los medios de comunicación.
Cuando regresamos a la plaza del Pelourinho a la hora acordada, encontramos a los miembros de Olodum vestidos con elegantes uniformes: camisas blancas con fajines rojos. Las paredes del patio habían sido pintadas de un blanco brillante, lo que acentuaba la vistosidad de sus trajes.
El escenario era muy teatral; todo lo que hacía Olodum era deliberado y tenía como objetivo maximizar su exposición. Me sorprendió la cantidad de gente que se reunió en la plaza y me impresionó la considerable cobertura de prensa que había organizado el publicista de Paul.
Las condiciones de trabajo eran, como era de esperar, primitivas.
Nunca olvidaré lo que sucedió cuando pedí algo de energía eléctrica. El hombre que me estaba ayudando a instalarme se acercó tranquilamente a la calle, levantó una tapa de alcantarilla y sacó dos cables pelados de la abertura. "Toma", me dijo, acercándolos hacia mí. Cuando retrocedí, los juntó. Comenzaron a chispear. "Estos servirán", dijo, mientras los pegaba con cinta adhesiva con calma.
Teníamos suficiente cinta para una hora de grabación, y no confiaba plenamente en nuestra fuente de alimentación. Coloqué algunos micrófonos en los soportes y colgué el resto por las ramas de los árboles cercanos.
El movimiento desempeñaba un papel fundamental en el sonido de Olodum, y yo quería transmitir la profundidad espacial de la actuación mientras Olodum se movía ágilmente a lo largo de su rutina.
Tras un rápido ensayo para comprobar los niveles, puse en marcha la grabadora y el director de la banda, Antonio Luis Alves de Souza, dio la señal a los percusionistas. La música que surgió de la sesión añadió una textura maravillosa a "The Obvious Child", que se convirtió en la canción de apertura de Rhythm of the Saints.
La improvisada sesión en Brasil fue el tipo de situación disparatada que esperaba de Paul, y es indicativa de los giros inesperados que a veces toma mi vida como técnico de grabación".