There Goes Rhymin' Simon
01. Kodachrome Publicado en Mayo de 1973. |
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"Puede que sea mi disco favorito de los años setenta. Es alegre. Hicimos un montón de el en los Muscle Shoals, y fui capaz de hacer un Gospel 'Loves Me Like a Rock.' De todos los éxitos que he tenido, "Kodachrome" es la canción pop más típica, es muy pop. Tuvimos que pedir permiso a Kodak para utilizar el nombre, así que tuvimos que poner un signo de derechos de autor en el álbum. Fue muy divertido". Paul Simon (Rolling Stone, 2013)
En
su segunda entrega como solista, en plena euforia creativa, Paul Simon
nos ofrece un disco vitalista y sincero, ambicioso y profundo, quizá
el de mayor calidad de su etapa pre-Graceland, en el cual su gran personalidad
como compositor se abre paso entre una variada gama de estilos, imprimiendo
en todos ellos su huella característica. Una vez más, Simon
decide recorrer sus propios caminos musicales, alejado tanto de efímeras
modas como de los típicos esquemas mecanizados. When something
goes wrong, La fantástica imagen de la Gran Muralla acentúa y refuerza la idea latente, sombría de la incomunicación, poniendo de relieve un detalle esencial para la comprensión exacta del problema: ese obstáculo, que bloquea el delicado proceso de la convivencia, no obedece, en este caso, a razones accidentales, sino que procede, más bien, de las capas más profundas de la personalidad del protagonista: I've got a
wall around me Parecido contraste de ideas presenta Tenderness, cuya letra plantea la irrenunciable necesidad del protagonista de conjugar sinceridad y ternura en el terreno de las relaciones de pareja. La canción, agridulce y directa, entronca con la escéptica interrogación que cierra Congratulations y, por consiguienter, el anterior álbum del neoyorquino: Can a man and a woman Peace like a river suele considerarse el antecedente inmediato de American tune,
al menos en cuanto al pesimismo y desencanto que ambas destilan. American
tune es un descorazonador interrogante, salpicado de amargas ironías
("...but I'm all right,/I'm just weary to my bones."), sobre
el futuro de los Estados Unidos, su modelo de sociedad y el ciudadano
e individuo norteamericanos. Tan ambicioso mensaje ha dado lugar a una
obra maestra absoluta, representativa como pocas del cambio ideológico
de los años 70 desde una perspectiva muy concreta: la del desengaño
y quiebra de los ideales que habían caracterizado a los 60. Tal
actitud, que compòrta necesariamente una incertidumbre radical
ante el futuro, vino precedida de la reelección como Presidente
de Richard Nixon, quien para Simon representaba, en aquellos momentos,
la antítesis del liberalismo, encarnado en figuras como John F.
kennedy o Martin Luther King. Still tomorrow's
going to be another working day El
mensaje moralizador de Simon, en cierto modo presente en American tune,
se acentúa en piezas como Learn how to fall. El uso de la segunda
persona (un tú colectivo), a quien se dirigen una serie de consejos
basados en la cruda experiencia de la vida, enlaza directamente con otra
canción de características semejantes, Everything puts together
falls apart, si bien aquélla denota un evidente pesimismo en las
relaciones sociales del que esta última carece. Now who do
you think you're fooling? Who now, who
you fooling? Pero,
además, a través de su despreciativa respuesta al diablo,
el protagonista revela inconscientemente su verdadera personalidad. Al
despreciarlo, sitúa al mismísimo demonio en la humillante
posición de un ser inofensivo y ridículo, mientras que él,
a la inversa, actúa como un despótico, soberbio y vanidoso
superior jerárquico con su inferior. En última instancia,
pues, Nixon queda retratado como "protodiablo", con las obvias
implicaciones morales que tal idea conlleva. Kodachrome, Tampoco se libra la placentera y optimista Was a sunny day de la sutil ironía del neoyorquino. Nuerstro interés se centra en dos estrofas: la primera, señala la tácita relación entre un militar de la Armada y la bella reina de un instituto, de la cual se dice, eufemísticamente, que no tenía nada que perder ("with nothing really left to lose"); la segunda, sumamente elusiva, relaciona a Lorelei (quizás la citada "highschool queen") con Speedo-Mr.Earl (quizá el mismo "navy man"). De modo semejante, en Punky's dilemma, Simon caricaturizaba, incluso a través de sus nombres, a la almibarada pareja formada por Mary Jane y el futuro teniente Martin. Desde el punto de vista musical, There goes rhymin' Simon se caracteriza por la variedad y magistral síntesis de estilos, cuyos frutos siguen siendo, hoy día, de una deslumbrante originalidad. Parte del mérito corresponde, sin la menor duda, a la Muscle Shoals Sound Rythm Section, un versátil grupo de R&B integrado por magníficos músicos de sesión, con quien Simon graba y coproduce casi la mitad de los temas del álbum. Pero también le resulta fructífero a Simon el trabajo de coproducción con Phil Ramone (Something so right, Loves me like a rock, Was a sunny day, Learn how to fall), Paul Samwell-Smith (American tune) y Roy Halee (Tenderness). Destacaremos, en primer lugar, cómo Simon profundiza y se afianza con máxima libertad creadora en la música gospel, bajo cuya influencia había alcanzado grandes logros artísticos (Bridge over troubled water, Congratulations). El neoyorquino orienta su atención hacia la música vocal de los grupos gospel, contando para ello con la valiosa colaboración de The Dixie Huummingbirds y Claude Jeter, solista de The Swan Silvertones. The Dixie Hummingbirds intervienen en la grabación de dos excelentes piezas: Tenderness y Loves me like a rock. La primera es una elegante balada, tipo años 50, fruto de la equilibrada combinación del doo- wop/gospel, representado por el trabajo vocal de los Hummingbirds, y el jazz, recurriendo a una brillante sección clásica de guitarra, bajo, piano, saxo y batería. Por su parte, Loves me like a rock es un vibrante y exuberante gospel que, aunque secularizado, no ha perdido del todo sus connotaciones religiosas. De hecho, resultan singularmente subversivas, tratándose del modelo gospel, las alusiones al diablo o al sexo, por humorísticas que éstan sean. Siempre ha expresado Simon su admiración por The Swan Silvertones y, en especial, por su cantante solista, el Reverendo Claude Jeter. Sirviéndose del espléndido falsete de Jeter, Paul Simon grabó Take me to the Mardi Gras, una armoniosa canción que, con el paso de los años, ha acabado por convertirse en un autántico clásico de su repertorio. Musicalmente, representa una excelente reelaboración del reggae jamaicano (con su carga de rythm'n'blues), combinado sabiamente con el folk norteameriano, la voz gospel del citado Jeter y el Dixieland, a cargo de la Onward Brass Band, cuya inspirada improvisación encaja magistralmentyer con los acordes y ritmos de la pieza. No debe entenderse como un simple capricho de Simon el recurso y utilización del Dixieland. De hecho, el neoyorquino concibió la cancion como un homenaje a los ritmos festivos de Nueva Orleans, cuna del jazz, y, por extensión a Jelly Roll Morton, famoso pianista sureño a quien se le atribuye la invención del subgénero, al haber suavizado el ritmo del ragtime. Merece, asimismo, destacarse el magnífico trabajo instrumental de la Muscle Shoals, comenzando por el de los guitarristas Pete Carr y Jimmy Johnson. El admirable eclecticismo del que hace gala Simon en esta canción, así como el uso, entre otras, de la fuente del jazz, le acercan, quizá más que nunca, al espíritu de Gershwin, músico especialmente admirado por el autor de The boxer. Learn how to fall se sitúa más bien en la línea, apenas recorrida por Simon, de Keep the costumers satisfied. Se trata de una canción cercana al soul, con sus característicos arreglos de viento, y con el atractivo empleo de un órgano aflautado. El acercamiento de Simon al rythm'n'blues se realiza por medio de dos sugerentes canciones: One man's ceiling is another man's floor y la soberbia Kodachrome. Esta última, presenta un vibrante piano R&B de la mano de Barry Becket, además de un magnífico estribillo de aire inconfundiblemente pop. Destaca, igualmente, la poderosa línea de bajo de David Hood, miembro, como el citado Beckett, de la Muscle Shoals Sound Rythm Section. Por su parte, One man's ceiling... es una atractiva canción que cuenta, una vez más, con la sobresaliente aportación al piano de Barry Beckett y un admirable trabajo vocal, lleno de "feeling", a cargo del propio Simon. Es especialmente reseñable el afortunado remate de la pieza, en que la voz desgarrada, llena de urgencia, aterrada incluso, del neoyorquino se adecua a la perfección a la paranoia creciente del narrador-protagonista. Su interés por otras músicas del continenete, que había caracterizado a anteriores trabajos del neoyorquino, se manifiesta en un par de temas de desigual valor: Was a sunny day y St. Judy's comet. Was a suynny day no es sino una prolongación menor de Me and Julio down by the schoolyard, un relajado calipso, con un sencillo tratamiento folk tanto en la instrumentación como en los coros. El aire de bossa nova que Simon imprime a St. Judy's comet proviene, esencialemnte, del fantástico trabajo de guitarra realizado por el propio compositor. El tempo de la pieza, demasiado vivo para tratarse de una canción de cuna, sí que refuerza, en cambio, ese tono de ruego apremiante con el "famous daddy" se dirige a su desvelado hijo. Una atmósfera mágica y etérea, que evoca el majestuoso paso de un cometa por los cielos, impregna, de principio a fin, a toda la pieza, gracias, fundamentalmente, a la ejemplar labor de Roger Hawkins en las percusiones y Pete Carr en la guitarra eléctrica. Hemos dejado para el final el comentario de otras dos excelentes canciones, como son Something so right y American tuned. La primera es una sofisticada y bellísima balada de orientación jazzística, que anticipa las nuevas vías que explorará el neoyorquino en posteriores álbumes. El elaborado e impecable trabajo de guitarra corre a cargo, nuevamente, de Paul simon, apoyado, esta vez, por David Spinozza y Alexander Gafa. La espléndida interpretación del neoyorquino, en un tema que se adapta perfectamente a sus posibilidades vocales; la brillante sección de teclados, en manos del pianista Bobby Scott y el virtuoso Bob James, y, en fin, los hermosos arreglos del cuerda del afamado Quincy Jones, constituyen algunas notas distintivas de esta extraordinaria grabación, una de las cimas de la feraz carrera de Simon. Las majestuosa American tune está basada en un antiguo himno luterano, utilizado en su día por J.S.Bach para La Pasión según san Mateo y que, reelaborado por Simon, ha dado como fruto una portentosa canción folk. Pero esa base musical, en manos del neoyerquino,adquiere una dimensión nueva e, incluso, revolucionaria. Concebida la pieza como un himno, Simon invierte, de modo magistral, la solemnidad exultante del modelo, creando unas desoladas letras que hablan de derrota y cansancio, y que chocan brutalmente con esa música esplendorosa que las acompaña. Destaca, una vez más, el sensacional trabajo de guitarra del propio Simon, quien demuestra su innegable dominio instrumental incorporando complejas técnicas de la guitarra clásica. Igualmente, merecen ser admirados los excepcionales arreglos de cuerda, a cargo, en esta ocasión, de Del Newman.
© José Luis Ortiz |